6:30h arriba, desayunamos y desde las 7:00h a las 7:30h esperando a que nos recojan los del tour.
Va a ser un viaje largo, porque subimos al norte, a las fronteras con Birmania y Laos.
Hemos parado en unos mini-heiseres de agua hirviendo, pero no los hemos visto.
Luego hemos ido a la frontera con Birmania.
Cerca de allí hemos comido en un buffet libre.
Después hemos ido al Triángulo de Oro, donde se juntan Birmania, Laos y Tailandia. Allí hemos cogido un bote, que nos ha llevado a la zona del río que pertenece a Birmania; en la orilla hay un casino, en el que los Tailandeses ricos se gastan el dinero, pues en Tailandia el juego está prohibido.
Luego nos ha llevado a una isla que pertenece a Laos. Allí he probado el snake-whisky (tiene veneno de serpiente) y el licor de banana y hemos pedido que nos pongan el sello de Laos en el pasaporte.
El Golden Triangle es famoso por el tráfico de Opio (oro negro).
Después más coche, para ver dos tribus: los Akha y los Long-Neck (cuello largo).
Las mujeres de cuello largo provienen de Birmania, de allí huyeron de la guerra. Les permiten estar en Tailandia, pero no tienen la nacionalidad, sólo los niños nacidos aquí.
Los maridos suelen volver a Birmania cada 2 ó 3 meses, para llevar dinero y medicinas a la familia que permanece allí.
Los aros son un adorno, que puede quitarse. Lo que les provoca es una inclinación de las costillas que hace parecer que el cuello es más largo. Sólo se los pueden quitar 2 ó 3 días, pues tienen el cuello débil y se les podría fracturar. Pero con el tiempo, volverían las costillas a la posición original si no se los pusiesen de nuevo.
Las niñas son libres de decidir, a los 5 años, si quieren ponerse los primeros aros, como si se tratase de unos pendientes.
Después de eso, volvimos en el mini-bus directos al albergue: 3 horas y media de trayecto sin parar.
Cenamos en «Smith Place» un sitio muy chulo.
Luego, de regreso al albergue, me duché y a dormir.