Bueno, pues ya hemos llegado… con una hora de retraso… pero hemos llegado. 😉
El viaje en avión ha ido bastante bien. No han puesto la peli que yo quería ver (Robots) pero bueno, da igual. El caso es que he podido dormir y así el tiempo pasa «volando» (je, je).
Una vez en tierra, hemos hecho los trámites de rigor. Luego hemos cambiado dinero, para obtener nuestros primeros bahts.
Nada más salir por la puerta del aeropuerto de Bangkok, nos ha golpeado el calor y la humedad en el cuerpo. Ha sido cuando de verdad he notado que habíamos llegado a Tailandia.
Después hemos hecho un poco de cola (rápida, eso sí) para perdir un taxi en una caseta, en la que apuntan en una ficha la dirección a la que quieres ir, para que el taxista no se líe, y te indican lo que va a costar el trayecto.
Nos han llevado por la autopista elevada, con peaje, y hemos podido ver lo grande que es la ciudad, los rascacielos, los anuncios en las fachadas… muy chulo, aparentemente moderno.
Una vez hemos llegado al hotelillo y dejado las cosas, hemos salido a cenar. Para acortar camino, hemos pasado por al lado de un templo y en un momento estábamos en Khao San Road. Se trata de una calle llena de tiendas, puestecillos, restaurantes, discotecas y por supuesto de gente.
Tras recorrer toda la calle, nos hemos sentado en el primer sitio que nos ha parecido bien, y allí me he comido mis primeros noodles con pollo.
Después, más recorrido por las tiendas y finalmente hemos ido a dormir al hotel.