Vía la Asociacion de Internautas, leo el siguiente artículo, publicado en La Razón.
Ahora que están tan de moda las redes sociales, gracias a Facebook, hay que aprovechar para hacer entender a la gente la importancia de mantener un mínimo anonimato.
La Red, social e indiscreta
Millones de internautas publican sus datos personales en su perfil de las redes sociales, lo que ha puesto en alerta a 37 países.
U. Fuente – Madrid
Nombre completo, edad, ciudad de residencia, gustos musicales, aficiones, preferencias políticas, sexuales o deportivas. Todos estos datos se pueden conocer al visitar el perfil social de cualquier usuario de Facebook, MySpace o Tuenti, la versión de éxito nacional. Un filón para ciberdelincuentes y empresas que a diario rastrean Internet y una verdadera amenaza para los usuarios menores de edad.
Así lo creen más de 37 entidades encargadas de la protección de datos, entre ellas la española, que ha previsto reunirse en breve plazo con los responsables de las redes sociales para asegurarse de que cumplan con los requisitos de seguridad y de privacidad de sus usuarios. «Hemos detectado casos de empresarios que reconocen que miran los perfiles de Internet de sus candidatos en procesos de selección laboral», señalaba a este periódico Artemi Rallo, director de la Agencia de Protección de Datos.
Una radiografía de vida
Desde la Agencia alertan de que publicar esa información es un acto voluntario, pero que, cuanta mayor información se facilita, mayores son los riesgos de recibir publicidad no deseada o que nuestra foto aparezca tras una búsqueda en Google, de aquel día que perdimos los papeles saliendo de copas o esa celebración deportiva que terminó con baño en la fuente pública. «Nuestra vida queda radiografiada -apunta Rallo-, y puede ser vigilada desde fuera». Para Víctor Domingo, presidente de la Asociación de Internautas, el primer error «es creer que la Red es anónima», y que lo que hacemos y decimos nadie lo sabe. Nada más lejos de la realidad». El segundo error «es creer que se puede dejar a los niños en el ordenador como si fuera la televisión», advierte Domingo, que recuerda que los menores «pueden saber más de informática que sus padres, pero siguen siendo menores».
Datos de terceros
A juicio de ambos, usuarios y autoridad, «existe un problema real» de seguridad para casos de suplantación de identidad (Facebook ya ha sufrido ataques de estafadores), y un «caldo de cultivo» para otros delitos. «Hay usuarios que publican sin pudor sus datos más íntimos, y es legítimo, pero estas webs permiten segmentar los datos por edades, gustos o lugar de residencia». Se calcula que 300 millones de personas se han registrado en alguna de las redes sociales, una información enormemente valiosa por la que muchos se exponen a un delito. También inciden en que están protegidos los datos de terceros, y, en su caso, las imágenes que, aparentemente inocentes o «colgadas» de buena fe, puedan generar problemas a otros: necesitamos el permiso de nuestro amigo para publicar las fotos en bañador de nuestros amigos en la playa. Aunque parezca raro, deberemos retirarla si nos lo exigen.
La solución, según Domingo, pasa por preservar los datos personales y actuar «con sentido común y responsabilidad». «Y que dicte las órdenes un juez, porque no hay que permitir a entidades u otras autoridades que intercepten comunicaciones personales y fiscalicen nuestros derechos individuales. Aunque tenemos que saber utilizar nuestros derechos», concluye.