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Idas de olla con forma de letras

Fugaz

Fugaz

Se contorsionaba entre la gente, sudando, ensordecido por la música estridente, ahogado por el humo artificial, deslumbrado por los focos móviles. Entonces la vio. Fue sólo un instante. Sus miradas se cruzaron; le pareció adivinar una sonrisa. Una luz azul volvió a cegarlo. Ya no estaba. De repente una lágrima le resbaló por la mejilla…

Voodooamt – Nachtschicht

Res d’especial

Solo, despierto pero cansado, con el deseo de lograr dormir; triste… triste… triste y solo. Toda una vida rodeado de gente, pero a la vez solo. Encerrado en sí mismo. Escuchando a los demás, pero callado y solo.
Un lugar cálido. La luz del atardecer acariciando la piel. Las olas lamiendo la playa. Espuma. Calma.

Si me conocieras, si me conociera. ¿Por qué? No sé. Quizás en algún punto del camino erré la dirección. Quizás fue hace mucho, quizás no. Supongo que cuando niño, cuando no supe ver que había alguien a quien preocupaba; aunque, por lo visto no demasiado, pues no luchó por mi atención. O, quizás, no lo supe ver.

Ciego, sordo, sin habla. Si no lo buscas no lo encontrarás. Hay que poner un poco de tu parte. Hay que arriesgar. No todo te va a venir rodado en esta vida. Esta. No hay otra. ¿O sí? Como te, me, decía, se te está resistiendo el tema. Hasta hoy y nada. Hay que poner un poco por tu parte. Si no lo buscas no lo encuentras. Si lo buscas… Pero hay que arriesgar. Si lo tienes al lado, mirándote y no reaccionas no lo encontrarás. No todo te va a venir rodado, no todo… Si lo buscas quizás lo encuentres. Ya va siendo hora o si no será demasiado tarde. Quizás la semana que viene deberías de comenzar a plantearte las cosas de otro modo. Tienes que echarle morro, ser tú mismo y echarle morro, no rendirte aunque lo busques y no lo encuentres. No todo te va a venir rodado en esta vida.

Atenea versus ChusZ

<–First Round–>

Abrí el ojo derecho. La luz del sol al amanecer hizo que lo volviese a cerrar. Sentía humedad y frío por todo el cuerpo. Estaba tumbado y encogido sobre el costado izquierdo.
Poco a poco, fui acomodando la vista a la luz del día. Entonces pude observar dónde me encontraba: no sabía cómo había ido a parar allí, pero estaba tumbado al aire libre, sobre la hierba; abajo podía observar un manto laberíntico de edificios y calles que se extendían hasta el mar, en donde podían divisarse, en la lejanía, manchas oscuras que debían de ser barcos.
Me incorporé lentamente y con dificultad, pues los tejanos grises que llevaba puestos estaban empapados y se pegaban a mis piernas.
Sobre la ciudad, Barcelona, se podía observar una enorme mancha marrón. Ninguna de las precauciones que se han tomado hasta el momento han conseguido acabar con la contaminación.
Y mientras me embobaba con aquel triste paisaje, no hacía más que darle vueltas a la cabeza, pensando en cómo coño había ido yo a parar a Collserola…

Cuando mi cabeza estuvo en condiciones de pensar con un poco más de claridad, miré el reloj: eran las 7:03 de la mañaana del sábado 9 de marzo… del 2002. Una luz roja parpadeante me indicaba que el ZMobil tenía que estar por allí cerca.
Miré a mi alrededor. Sí, era cierto, a unas pocas decenas de metros podía observar aquella zeta roja, enorme, que estaba pintada en la parte delantera mi «coche» de color negro. Pulsé uno de los botones del reloj y observé como el aparato se elevaba unos centímetros, para luego venir hacia el lugar en el que yo me encontraba. Abrí la puerta y me introduje en él.

– Bon dia Sr Zeta. -saludó la computadora de abordo, con su voz femenina y sensual.

Tranquils que això continuarà…

ChusZ 10/03/1996 18:10

[Pero nunca continuó.]

A CIEGAS

Cap. I

Eran las 8:00 de la mañana, algo temprano, por ser domingo, pero si no se levantaba pronto, luego el día se le haría corto.
Poco a poco, fue abriendo los ojos, para que la luz no le hiriera. Se desperezó, aun en la cama, y decidió que, si no se movía pronto, se iba a quedar dormida de nuevo.
Se puso en pie de un bote y se miró al espejo; cada mañana, como si de un ritual se tratara, hacía lo mismo.
Desnuda, tal y como dormía, se detuvo delante del mar de plata para poder observar su anatomía por completo. Cogió el cepillo para el pelo y se comenzó a peinar, de forma pausada y tranquila, esmerándose en cada movimiento, de forma que su negra melena se fue desenredando poco a poco, pasada a pasada, y los mechones, sueltos, iban rodeando su espalda y sus pechos. Sus pezones, con el suave roce de los cabellos, se pusieron duros, erectos, cosa que le producía un gran placer. De ahí que, una vez peinada, soltara el peine y comenzara a jugar con sus alegres senos. Pero en ese momento se dió cuenta de lo sola que se encontraba y, de pronto, se entristeció, volvió a mirarse en el cristal, pero esta vez a los ojos, que eran de un azul más intenso que el del cielo en el día más soleado, y pensó:
– Bueno, al menos todo sigue en su sitio.
Sonrió y comenzó a vestirse.

A las 8:37, las tostadas en el tostador, comenzaban a dorarse; mientras, el café instantáneo se calentaba en el microondas, y ella preparaba la mesa con el mismo esmero que si lo hiciera por primera vez en su vida.

A las 9:00 ya estaba dispuesta para hacer lo que fuera, pero ese era precisamente el problema: ¿qué hacer? ¿con quién ir? Así que, mientras pensaba qué era lo mejor, cogió el mando a distancia del televisor, lo encendió y comenzó a hacer zapping. El panorama no podía ser más original: dibujos animados por aquí, dibujos animados por allá, si es que no hacían anuncios…
– Me he levantado a la hora de los niños pequeños – fue lo primero que le pasó por la cabeza. Pero no le dio tiempo a más, pues en ese mismo instante comenzó a sonar el teléfono.
Corrió para poder apagar el contestador automático a tiempo y descolgó el auricular de forma enérgica.

– ¿Sí?
– ¿Irene? ¡Hola maja! Soy Tere, ¿cómo andas?
– ¡Bua!, sola como de costumbre, pero por lo demás bien ¿y tú?
– Yo, ya sabes, con Jorge tengo para rato…
– Bueno, y ¿a qué debo el placer de esta llamada tan temprano? Ja, ja, lo digo porque tú no sueles madrugar…
– Vale, vale, sin coñas ¿eh?, que una tiene la fama, pero cuando tiene que hacer algo, se levanta antes de que cante el gallo.
– Ja, ja, ja.
– Pues, mira, el motivo está relacionado con Jorge y contigo…
-¿Cómo? ¿Ya te has cansado de él?
– Vaya, hoy está ocurrente la chica… No, no, es que… verás, como últimamente te estás quejando siempre de lo sola que estás, pues hace unos días se lo comenté a Jorge y él, en seguida pensó en un amigo suyo, un tal Andrés al que yo no conozco…
– Ah, me parece que ya sé a donde quieres ir a parar…
– Sí, sí, Irene, pero déjame acabar. El caso es que el tal Andrés siempre está dándole la tabarra a Jorge de que quiere salir con él y conmigo, por ahí de fiesta, y claro, si puede ser con una amiguita mía, pues mucho mejor.
– No si tonto no debe de ser el tipo. Así que tú, ni corta ni perezosa, has pensado que podríamos salir las dos parejas por ahí, a pasar la noche.
– Bueno, tú lo has dicho. ¿Qué te parece?
– Pues, ¿qué es lo que quieres que me parezca?: una cita a ciegas; porque, ¿tú no tienes ni idea de cómo es el tal Andrés?
– La verdad es que no. Cada vez que he intentado que Jorge me dijese algo, él ha cambiado de tema. No sé, supongo que querrá darle emoción al encuentro. ¿No?
– Debe de ser eso…
– Y bien, entonces ¿qué? ¿te apuntas o no? Puede que la cosa resulte realmente bien… ya sabes que quiero decir…
– Sí Tere, te conozco como si te hubiese parido… Pero también puede que salga fatal…
– Bueno, aceptaré eso como un sí…
– Sí, porque de todas formas, para quedarme en casa haciendo zapping, prefiero aguantar un rato a un pelma. Y además, quién sabe, quizás salga un príncipe azul al rescate…
– Tranquila, tranquila, no empieces con tus maquinaciones… No quieras adelantar acontecimientos… Para empezar, quedamos en la hora, ¿vale?
– Tú diras…
– Pues estate preparada a eso de las doce y media, que nosotros te pasaremos a recoger en coche y luego le pasaremos a recoger a él, que vive un poco más lejos y nos cae de camino.
– Así que habrá emoción hasta el último momento.
– Pues sí chica. No te creas, que yo también estoy intrigada.
– Bueno, entonces hasta las doce y media de la noche.
– Tú lo has dicho. ¡Adiós maja!

NO TITLES ARE NEEDED FOR THIS TEXT

Cap. I.

«Uno de enero, 2 de febrero, 3 de marzo, 4 de abril,
5 de mayo, 6 de junio, 7 de julio San Fermín,
hasta aquí teníamos que ir,
7 de julio San Fermín»

Son las 5:30 de la mañana. Suena mi radio-despertador. ¡Qué mierda! Es una lástima que una melodía tan bella, tenga que ser asociada con un momento tan asqueroso: despertarse.
Me levanto, pesadamente, pues no tengo otro remedio. Me dirijo al lavabo, mientras de fondo aun se escucha: «Uno de enero…».
Descargo la vejiga: «Dos de febrero…»
Me lavo la cara: «Tres de marzo…»
Me peino: «Cuatro de abril…»
Saco la máquina de afeitar: «Cinco de mayo…»
La conecto: «Seis de junio…»
La enciendo: «Siete de julio San Fermín…»
Y canto mentalmente: «Hasta aquí teníamos que ir…» Pero, por encima del sonido de la maquinilla de afeitar eléctrica, por encima de la música del radio-despertador, por encima del silencio que debería de haber a estas horas de la mañana, un sonido desgarra mis oídos en este mismo instante: «Staaaay, staaay awaaaay, staaay awaaaaaaay, staaaay awaaaaaay!!!!!
Monkey say, monkey do…»

NICKY

Nota del 10/04/2005:
He añadido algunos comentarios para que se entienda mejor el texto original; son los que están en cursiva, el resto de notas ya estaban.
Hay que tener en cuenta que este texto lo escribí para que lo leyeran los compañeros de facultad, por lo que muchas de las gracias están dirigidas a ellos… y sólo ellos las entenderían en su momento.
A pesar de eso, el texto tiene su gracia como nota autobiográfica ya que, en contra de lo que se dice al principio, todo está basado en la realidad.
Espero que os guste.
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Nota del Autor:
Quiero que quede bien claro que cualquier personaje, situación, etc. de esta narración, que tenga semejanza con alguien o algo real, es debido a la pura y fortuita casualidad.
Ejem, ejem…:

N__I__C__K__Y

There was once a little boy, o lo que es lo mismo, érase que se era, hace ya muchos años, un ñiño [con dos eñes] al que, ahora, conocemos por ChusZ.
La verdad es que, por aquella época, él ni siquiera se podía llegar a imaginar que alguna vez le llamarían así.

De pequeñín siempre le habían llamado por su nombre, Jesús. Nada de Jesulín, ni de Jesusito. Sólo la hermana de un tío de su padre (no es coña) se ha permitido a lo largo de los años el llamarle Jesusín, de forma afectuosa…

Puedo aun recordar cuando ChusínZ, entonces cursando sus estudios de E.G.B., fue llamado en repetidas ocasiones por un compañero, bajo el apelativo de Jesuso; y puedo también recordar el par de collejones que ChusínZ propinó a tan osado miembro de su clase (un par de collejones, que os puedo asegurar, que Kevin Costner no hubiera dado mejor). [Nota del Autor: Véase WaterWorld para documentarse]

Fue en segundo de E.G.B. cuando ChusZ, tras mudarse de vivienda desde Cornellà de Llobregat hasta Esplugues de Llobregat, que es su actual residencia, conoció a la clase de 2do B. En ella había una ñiña [con dos eñes], que pronto, de forma cariñosa (y al que diga argo [con erre] de ligón, me lo cargo…), comenzó a llamarle Tato (que no Tete). Y claro está, ChusínZ no pudo estarse, a aquella tierna edad, de llamarla a ella Tata (que no Teta).

Pero no quedó la cosa ahí, pues pronto, quién sabe si por envidia de tal feliz unión ‘parentesca’, comenzaron a salir tatos, tatas, papis, mamis, abuelos, abuelos, tíos, tías, etc. de todos lados; de tal forma que pronto se formó el gran clan de 2do B, que tendría continuidad hasta el imaginable 8vo B.

Durante cierto periodo comprendido dentro del anterior, ChusínZ tuvo que soportar la humillación de ser llamado por el nombre de ‘Jesús del primero’. ¿De dónde salió eso? Pues tiene fácil explicación: fue el periodo que coincidió con la existencia en su bloque de otro Jesús, el ‘Jesús del quinto’.
Creo que no hace falta decir el porqué de los circunstanciales de lugar, ni tampoco que ChusínZ nunca contestó ni habló mientras se le llamó con ese nombre, pues sólo respondía cuando se le llamaba Jesús.

Tras finalizar la E.G.B., ChusínZ con su graduado debajo del brazo, tomó la importante decisión de seguir estudiando e intentar conseguir el diploma del B.U.P.
Fue en el instituto donde por primera vez le llamaron Chus. Al principio, en primero, lo hizo algún compañero allegado. En segundo, si no recuerdo mal, apenas nadie lo hizo. En cambio, en tercero comenzó el furor, y nuestro ChusínZ, que por aquel entonces ya se afeitaba el bigote, pasó a ser CHUS.
Tras un curso rematadamente genial, que tuvo como colofón un viaje a Italia, nuestro Chus se fue con una beca a Cambridge, en la vieja Inglaterra, donde durante un mes se lo pasó muy, pero que muy bien.
Chus, entonces decidió que, con el graduado escolar bajo un brazo y el título de bachiller bajo el otro, debía probar suerte en la universidad; así que, ni corto ni perezoso, se dispuso a cursar C.O.U.
El curso no fue mal, y la Selectividad tampoco, así que cuando recibió la noticia de que podría estudiar Ingeniería Informática, su felicidad fue intensa, ya que así tendría la posibilidad de dedicarse a un mundo que siempre le había fascinado.
Y mientras pensaba qué tal sería el mundo universitario, nuestro buen amigo Chus se nos fue de nuevo con una beca a Inglaterra, aunque esta vez a Oxford.
Allí paso un mes que nunca podrá olvidar, pues fue genial e inigualable hasta el momento.

De vuelta a casa, con la cara algo hinchada y magullada por un ‘pequeño’ percance anglosaxón, nuestro Chus afrontó las fiestas de su ciudad (que no pueblo) que aquel año estuvieron ciertamente bien.
Al poco, las clases comenzaron y las dudas desaparecieron de su mente:
¡Chus ya era un FIBer!

Pronto se encontró con un problema: el buscar compañero de prácticas para F [Física]. Problema que fue rápidamente subsanado, pues con un poco de agudeza visual y memoria asociativa, Chus pudo comprobar que había en su clase otro FIBer que cogía su mismo autobús para ir a casa. Así que, el mismo día en que esto fue comprobado, Chus, ni corto ni perezoso se dirigió hacia este.
Y este, resultó ser el buen amigo Jabatín, al que llamaremos Jabato, a pesar de que su nombre real es, como todos bien saben, Jacobo [en verdad es Antonio]; que ha resultado ser un Latín Lover de cuidado.
Pronto, Chus y Jabato conocerían a otros FIBers, tales como The Punisher, Arman y Kuiki; pero deberemos hacer especial hincapié en el entrañable Jota.
Jota o J o Jota’s, como prefiráis, es un personaje de dudosa procedencia, pues en un principio, debido al alto número de campanas que realizaba, no se sabía si realmente seguiría dentro de nuestra historia. Pero resultó ser todo un ‘coco’, incansable a la hora de estudiar libros y deseoso de manejar, desmontar y diseñar Scorbots [Nota del Autor: Cúrsese ROB [Robótica] para saber de qué va el tema].

Jabato, que entre sus múltiples cualidades tiene la de ser un magnífico relaciones públicas, pues conoce a todo el mundo y todo el mundo le conoce, fue la vía gracias a la cual Chus conoció a Carmencita, a la que llamaremos Karmen.
Karmen, es un personaje muy nervioso y punzante, que tan pronto pega unos cortes que necesitan puntos de sutura como se queda sin saber qué decir. Y que va por ahí llamando ‘evasivo’ a alguno que otro, pero es ella la que, normalmente, siempre está ocupada o tiene que hacer algo, para así poder esfumarse.

Karmencita fue en cambio la persona que hizo que Chus conociese a Josep o Jose [sin acento], según se quiera. Aunque la verdad, no fue hasta el cuarto cuatrimestre en el que se empezó a relacionar con él.
Josep es un tipo muy cachondo, que sabe siempre cuándo es el momento apropiado para hacer las cosas. Y que siempre tiene un buen chiste que contar, aunque luego todos digan que son malos para que no se vaya a creer que es un nuevo ‘fistro de la pradera’.

También fue Karmen la introductora de Mariajo o Marijoe.
Una Marijoe que últimamente siempre está haciendo SO, pero que cuando tiene tiempo, ganas y un terminal, se desmelena y envía unos mensajes que desembocan en un sin-sentido paranoico total, que pueden llegar a crear efectos alucinógenos en aquel que los lee.

Luego llegarían Helio, Tonio er IaIo y algún que otro más…

Pero no sería hasta el tercer cuatrimestre de estancia en la U.P.C., aunque segundo a nivel de estudios, cuando nuestro Chus pasaría a ser conocido como ChusZ.
Todo fue debido a un descanso-campana de EC1 [Estructura de Computadores 1], en el que el bueno de Chus comenzó a hacer de las suyas [en plan karateka] y Jota tuvo la feliz idea, al ver sus acciones, de decir a Jabato:

– Mira, mira al Chus, está haciendo de ChusZ (o algo parecido)

en honor a una famosa serie de manga [anime; Bola de Drac Z (o Bola de Dragón Z)].

Y desde aquel entonces así le llaman…

_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ChusZ

Nota final. Espero que nadie se haya picado más que la porcelana…

PARANOIA

Cap. I.

¡Me falta aire!

No sé qué es lo que pasa. Pero debo seguir corriendo.

Los pitufos cada día son más peligrosos. Se piensan que cualquiera que camina por la calle es un asesino en potencia o algo así.

Lo mejor será seguir corriendo.

Escucho gritos: – ¡Hijo de puta! ¡¿No ves que estás matando a mi madre?!
Dos disparos y los gritos cesan…

¡Debo de correr más! De ello puede depender el que mañana siga respirando.
Pero de momento me falta el aire. Me cuesta respirar. Será mejor que les dé pronto el esquinazo, pues el trotar de sus botas militares cada vez se escucha más cerca. ¡He de encontrar un portal abierto ya!

Giro la esquina. ¡Estoy de suerte, una puerta abierta!
No me lo pienso dos veces y me adentro en la penumbra del portal que puede ser mi salvación. Pero aún no estoy a salvo. Cierro la puerta con todo el cuidado que puedo y me agacho.

Contengo la respiración y pienso en quién me mandaría a mí salir de noche, tras el toque de queda.

El sonido de las botas con punta metálica se hace más y más intenso, penetrando en mis oídos, perforando mis tímpanos, como decía mi abuelo paterno que hacía su hijo, mi padre, con la música máquina, cada vez que la ponía a todo volumen, en la que ahora es mi casa o, mejor pensado, era…

Un flash de luz y sombras. Acaban de pasar por al lado de la puerta.

¡Mi corazón va a cien!, como decía mi padre. Late tan deprisa y con tanta fuerza que oculta el sonido del galope de los azules. Así que lo mejor será que me tranquilice. He de respirar hondo. Cojo aire por la nariz: uno, dos, tres; lo retengo: cuatro, cinco, seis, siete, ocho; y lo expulso por la boca: nueve, diez, once, doce, trece, catorce, quince y dieciséis… ¡Aaaaah! Ya me siento mucho mejor.

Parece que la cuadrilla ya ha pasado de largo, pues el sonido de las botas negras al chocar contra el asfalto es cada vez más impreciso.

De repente un grito vuelve a desgarrar la noche: ¡Noooooooooooooooorl!
y un: ¡¡¡¡¡¡Bang!!!!!!!
lo deja inacabado; así de simple, así de sencillo. Me apena pensar que ese disparo que se acaba de oír a lo lejos, puede haber segado la vida de alguna conocida o de algún conocido, pero que a la vez indica que no he sido yo y, sobre todo, que ya están lejos de aquí…